¿En qué se diferencian la juventud y la adolescencia actual de la de dos o tres generaciones anteriores? ¿La tecnología hace que los chicos sean diferentes? ¿El acceso ilimitado a información y las comunicaciones, tiene consecuencias positivas o negativas en el desarrollo de la personalidad?
Lejos de tomar posiciones categóricas o juicios de valor, lo que si nos interesa resaltar y prestar atención es al tipo de vínculo que establece cada individuo con los aparatos que lo rodean.
¿Qué lugar ocupa la computadora para el adolescente? ¿Es el único medio para entablar un contacto con otros jóvenes o es un medio más entre otros? ¿Disfruta el adolescente de otras actividades: deportes, música, lectura, etc.?
El mundo y la cultura de los jóvenes ha cambiado, y por lo tanto las expectativas y exigencias se han multiplicado.
¿Cuál es la comunicación que establece el joven con la imagen que surge de la pantalla, para mantenerlo tan atento y apasionado por ella?
Douglas Rushkoff (1999) señala que estas nuevas generaciones crecidas en entornos computarizados son más adeptas al trabajo en multitareas (multitask) que las generaciones anteriores.
Resultados de las pruebas que miden el coeficiente intelectual, demuestran que el coeficiente intelectual no verbal sobrepasa ampliamente los del coeficiente intelectual verbal. Este fenómeno indica que cada vez más jóvenes piensan en términos de imágenes.
El privilegio del mundo de la imagen, nos lleva a pensar en el lugar de la narrativa, de las posibilidades que nos brinda la palabra, el lenguaje verbal. Por momentos parecería que el flujo de imágenes es lo real y lo verdadero.
Características del vínculo de los jóvenes con la tecnología:
· No contacto humano
· Inmediatez de la respuesta
· Relación virtual con el objeto
· Privilegio de la impresión sensorial( búsqueda de excitación)
· Goce de la imagen
· Ausencia de la narrativa a través de la pantalla
· Inserción en un espacio virtual, no físico
· Parcialización de la experiencia corporal
Autor: Lic. en Psic. Patricia Singer y Lic. en comunicación Raquel Oberlander
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